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viernes, 8 de diciembre de 2017

[ESP] El vuelo de la venganza (2/6)

Capítulo 2




No era el lugar más alegre de Corregidor pero sin lugar a dudas era un lugar bastante peculiar, una gran cabina para fumar que hacía de bar de juegos de azar, con al menos un par de siglos de nostalgia. El lugar era algo amplio, contaba con una barra y unas seis mesas cuadradas de plástico blanco con hasta cuatro sillas que hacían juego con ellas; todas con la firma de una vieja cervecería latina de colores azul y dorado.


El humo no se disipaba rápidamente pero eso no parecía molestar a los que se encontraban dentro, en su mayoría ancianos.
La música vieja de un cantante ya hace tiempo olvidado en la mayoría de la esfera humana sonaba en una vieja máquina de discos, al compás de las fichas de dominó que circulaban en una de las mesas de la esquina.
Qué triste luce todo sin ti, los mares de las playas se van, se tiñen los colores de gris, hoy todo es soledad…
En aquella mesa se encontraban cuatro personas jugando. Dos de ellos ya eran personas mayores, o al menos eso era lo que su cuerpo reflejaba; quizás unos ochenta años. El tercero parecía tener aproximadamente unos cincuenta años, el rostro era algo sombrío y uno de sus brazos era una vieja prótesis robótica. El hombre restante aparentaba rondar los treinta años.
Hoy quiero saborear mi dolor, no pido compasión ni piedad…
Por la puerta entró un hombre delgado de cabello chino y piel oscura, sin prestar mucha atención a la gente del lugar se dirigió a la barra.
― ¿Juan?
El sujeto detrás de la barra miró fijamente al hombre sin dejar de limpiar el vaso que sostenía en sus manos.  Tras esperar unos segundos, el sujeto de tez oscura mostró una identificación a través del proyector holográfico de su brazo: Joaquín Ondoa, Comando Jurisdiccional de Corregidor. El hombre miró lentamente la identificación y volteó su mirada de nueva cuenta al vaso parecía jamás iba a terminar de limpiar. Dejó el trapo gris sobre la barra y miró el vaso por unos instantes para después acomodarlo debajo de la barra, tras prender un cigarrillo y recargar el rostro sobre su palma derecha, señaló la mesa de la esquina con el rostro.
― Gracias.
…he podido ayudarme a vivir…
Joaquín Ondoa caminó en dirección a la mesa con paso firme y se detuvo a unos escasos pasos de distancia del sujeto con la prótesis robótica.
― ¿Juan Pérez? ―preguntó.
El sujeto con la prótesis dirigió su mirada aquél sujeto mientras movía lentamente su mano hacia la funda de pistola que tenía ajustada en su pierna derecha.
― Tranquilo Rodríguez –dijo el hombre que aparentaba ser más joven― es un escuincle de Sarmiento. ― ¿Es él quién me busca, niño?
La voz provino del sujeto que aparentaba ser el más joven de todos. Espero una respuesta por parte del sujeto que había preguntado por él sin despegar su mirada de las fichas de dominó que se encontraban sobre la mesa.
― Tiene una misión.
― Por eso no me gusta jugar contigo Pérez ―le echó en cara, Rodríguez.
― No te preocupes, esto ya está resuelto ― dijo Juan Pérez mientras colocaba su penúltima en la mesa de juego, ficha con la cual dicho sea de paso, se cerraba el juego. Antes de levantarse, puso a girar su última ficha sobre la mesa y tras darle unas palmadas en el hombro le dirigió una sonrisa. ―Tú pagas Rodríguez.
       Mientras Juan caminaba junto al agente de Sarmiento, el retirado veterano de los Wildcats estiró la mano para mirar la ficha que había dejado Juan girando sobre la mesa: la mula güera. Hideput… ―le susurró Rodríguez.


Lamento sacarte de tu descanso ―le dijo el oficial de inteligencia al entrar a la oficina―, pero tenemos algo para ti.
Por un momento Juan pensó hacer una broma al respecto pero decidió no hacerlo, no estaba con ganas de andar bromeando. Abrió el sobre frente a él y leyó el código del archivo, los datos de la misión se descargaron a su petaca y comenzó a leer rápidamente.
― Así que vamos al cinturón…
―Ya conoce el procedimiento ―interrumpió el oficial―, así que puede retirarse.

Sin decir más se dirigió a la puerta y destruyó el papel en la incineradora que se encontraba a un costado de la misma, abrió la puerta y salió de la oficina. Salía ese mismo día a las 21:00 horas, horario de Corregidor. Solamente faltaban un par de horas antes de salir pero no había razón alguna para ir a perder el tiempo en algún lado así que salió de los cuarteles de Mando y se dirigió directamente al hangar.

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"Un soldado Nómada no saluda, un soldado Nómada combate."
Juan Sarmiento, "el General Méxicano". Reuniones iniciales de orientación del Mando Coordinado de Paradiso. Orbital de O-12 Estrella Vespertina. Órbita cercana del planeta Paradiso. Primera Ofensiva.