Capítulo
1
La alarma de su traje no paraba de sonar y una luz
roja que iluminaba su visor no dejaba de parpadear. La cantidad de oxígeno
estaba muy por debajo de lo recomendado, acercándose a niveles peligrosos. El
nivel de dióxido de carbono subía lentamente a niveles tóxicos.
―El espacio es inmenso, ciertamente inmenso.
A pesar de estar en medio de la nada, en un asteroide
olvidado y con el suministro de oxígeno
disminuyendo a cada segundo, su único pensamiento era sobre la inmensidad del
espacio. ―El espacio es inmenso―, susurraba. La inminente llegada de la muerte,
le era indiferente.
La calma que sentía ahora era un previo a la
desesperación que sentiría cuando comenzara a respirar con dificultad. Conocía
lo que le pasaría, las complicaciones que tendría y, en cierta medida, las
sensaciones que tendría. Se lo habían dicho desde que tenía uso de razón, pues
así como a un niño de Varuna le enseñan a nadar desde que le es posible, a un
Nómada se le enseña a vivir en el espacio, la única diferencia era que a los
hijos de Corregidor se les enseñaba desde que salían del útero de su madre.
Habría que hacerlo con dignidad,
pensó. Giró suavemente la cabeza hacia abajo y miró la pistola que traía en su
costado. Pensó en hacerlo, rápido y sin dolor o al menos, un poco menos
doloroso que aquello que le estaba ya sentenciado. Sin dudarlo, tomó el arma y
la colocó frente a su visor, quito el seguro y la sujetó con ambas manos; inclinó
un poco el arma para evitar dañar la petaca y colocó su pulgar derecho en el
gatillo, respiró lentamente y cerró los ojos.
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