Rescate en
Ghezirah
(Relato
participante al concurso de ORA Critika)
200 metros
El fuego enemigo
arreciaba, la ciudad se encontraba en llamas. Las fuerzas del sultanato y sus
aliados se encontraban comprometidas; la pelea ahora estaba en las calles de
Ghezira.
100 metros
Unos disparos
impactaron en la Dolly, lo cual enervó a Emily.
50 metros
-Muchachos estamos a
unos segundos de llegar al punto de extracción -indicó Daniel Kenyatta Mobile
Brigada teniente del escuadrón-, así que preparen sus armas, aunque sea de
entrada por salida, vamos a repartir bastante cariño a esos changos mal paridos-.
De entrada, por
salida. La misma expresión de
Sarmiento, recordó Emily.
La misión oficial de
StarCo era apoyar con tres viajes de rescate hacia una de las zonas más
comprometidas en Ghezirah, a donde la Qapu Khalqi se encargaría de llevar a los
pocos civiles que habían aislado las fuerzas Morat en una de las regiones al
oeste de la ciudad. La misión encubierta, para la que Emily y Uhahu habían sido
citadas antes por parte de Sarmiento, era algo un poco más específico.
-Necesitamos la
extracción de esta interventora -dijo Sarmiento-, una operación rápida, de
entrada, por salida-.
- ¡Aterrizamos en 10!
-gritó Emily.
El equipo de Brawlers
preparó sus armas; Tony Rockefeller retiró el seguro de su rifle de asalto y la
Roca acarició su lanzacohetes pesado.
-Es hora de
divertirnos, Jenny.
-¡8!
Joaquín Palmer, uno de
los alguaciles asignados al equipo de Emily, miró a la Roca detenidamente.
-¿Siempre acaricias a
tu lanzacohetes?
-¡6!
La Roca levantó la
mirada hacia Joaquín y le lanzó un beso.
-También te puedo
acariciar a ti, Joaquín.
-¡3!
Todos rieron. Quizás
iba a ser la última risa de su vida, quizás no. No había nada cierto en
Paradiso, cada viaje a la zona de guerra era una moneda al aire.
-¡1!
-¡Vamos, vamos!
El Mobile Brigada salió
primero, el Grupo de Brawlers le siguió.
Un haris de
Kaplans defendía la posición al frente del edificio que daba entrada a la
plaza. El grupo de civiles se encontraba dentro, esperando el transportador que
les sacara de ese infierno. La defensa la cerraba un Kameel de reacción total.
La cantidad de casquillos en el suelo indicaba que no le quedaba mucha
munición.
Daniel se colocó frente
al transporte de evacuación e hizo una señal hacia los civiles quienes
comenzaron a correr hacia el transporte.
Sin poderlo notar a
tiempo, varias granadas de humo cayeron en la plaza, cubriendo rápidamente a
los Kaplans. Tras unos segundos de silencio, se escuchó un disparo que retumbo
en toda la plaza. Unos segundos después, Daniel se desplomó.
Uno de los civiles cayó
de bruces al ver la servoarmadura de Daniel desplomarse y comenzó a gritar.
Emily alcanzó a ver el hoyo que perforó el pecho de la Brigada, no era de un
francotirador, eso era munición explosiva.
-¡Daniel! -Gritó Tania,
quien sin pensarlo dos veces se levantó de su posición para dirigirse al lugar
de la explosión.
-¡Detente Tania! -gritó
Emily quien estaba cargando la munición de su lanzagranadas.
-¿Uhahu ya ubicaste al
hostil?
- En verdad que tus
preguntas no ayudan- le contestó Uhahu.
Los civiles perdieron
el poco control con el que contaban y comenzaron a correr hacia el transporte.
De nuevo se escuchó el retumbar de un disparo y un civil cayó muerto en la
bahía de la nave de transporte.
Uhahu seguía tecleando
rápidamente.
El tercer impactó dio
de lleno en la cabina de la nave de transporte, la cual se cubrió de sangre.
-¡Dame su maldita
ubicación!
Uhahu prefirió no
responder. Las interfaces del IE eran todo un reto para cualquier hacker de la
esfera humana, entrar en su red sin el debido cuidado era sin duda una
invitación directa a la muerte.
Un disparo más retumbó
en la plaza. El impacto dio de lleno en el hombro izquierdo de uno de los
Kaplans y ahora su brazo colgaba de apenas unos hilos de músculo. Su compañero
corrió con peor suerte, la trayectoria del impacto terminó en su cabeza; ahora
era solo una pulpa de sangre y sesos. En el siguiente disparo, el tercer Kaplan
cayó muerto.
– Es un Sogarat. Gritó
Uhahu
Emily confirmó la
posición en su comlog y lanzó una granada electromagnética a través del
humo. Segundos después, al fondo del pasillo, un fuerte destello se divisó
entre el humo.
Cuando el humo se
disipó, una imponente armadura Sogarat apareció en el pasillo. Cuerpos de
humanos y morats se veían diseminadas a lo largo de lo que antes seguramente
fuese un ruidoso pasillo comercial.
Sin dudarlo un solo
segundo, Jenny disparó su furia contra la inmóvil armadura. El impacto
fue de lleno y las llamas cubrieron la silueta. Unos gritos de furia apenas
perceptibles se escuchaban entre el crepitar del fuego.
Tania se dirigió hacia
Daniel, sacó su bisturí y retiró la petaca de su compañero.
Emily verificó su comlog
y vio que la señal de la Interventora seguía con vida. Miró hacia el edificio
que estaban protegiendo los Kaplan y vio que aún varios civiles seguían ahí.
Una mujer con cabello y labios morados le miró fijamente.
-Emily, el transporte
aún es funcional -comentó Joaquín-, el piloto ya no.
-Tony, ¿Puedes
pilotearlo?
Tony asintió.
-Tania suban a los
heridos al transporte y que la Roca también los acompañe- Emily volteó a ver a
la interventora-, los demás traigan a los civiles con vida y divídanlos entre
la Dolly y el transporte.
La Roca caminó hacia el
Kaplan herido para tratar de levantarlo, pero este le negó con la cabeza.
-Dame mi Spitfire.
-Dijo, mientras señalaba hacia el pasillo con la cabeza.
Un grupo de Gakis se
acercaba a toda velocidad.
-¡Vámonos! – gritó
Emily mientras disparaba hacia la marea que se avecinaba.
La cantidad de Gakis
era abrumadora y tras de ellos, más fuerzas Morat inundaron el pasillo. Aquello
era una zona perdida, pero al menos habían logrado el objetivo.
Antes de despegar,
civiles y mercenarios escucharon un grito que hasta el día de hoy sigue grabado
en sus corazones: Tum kurtlar Kaplandan korkar!
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